11 marzo 2017

Música y palabra


El instrumento musical es un medio con el que 
pueden comunicarse muchos estados de ánimo
Según Agudo Cadarso (2015), la música ha sido un medio de comunicación desde los inicios de la especie humana. Este hecho se relaciona frecuentemente con la función comunicativa que tiene la música.

La comunicación era y es una necesidad inherente al ser humano en tanto en cuanto el grupo con el que debe comunicarse es necesario para su supervivencia. Esa comunicación que se da a través del lenguaje sirve a ambas partes para unirse, cohesionarse y protegerse.

Aunque no se conoce con seguridad, es probable que la música apareciera antes que el lenguaje, de ahí la función comunicativa tan importante que aún permanece en la música.

Si bien el lenguaje oral es una fórmula mucho más precisa y efectiva de comunicar, la música tiene dos ventajas frente a éste: su universalidad (toda cultura cultiva música) y la expresión emocional.

Evidentemente, mediante el lenguaje también podemos comunicar acerca de lo que sentimos en cada momento. Sin embargo, esta comunicación se realiza desde un plano mucho más racional.

La música, sin embargo, va directamente desde de la emoción que siento y que transmito a través de un instrumento a la emoción suscitada en quien lo escucha. Se trata por decirlo de algún modo, de una comunicación más genuina, más auténtica, más pura. Miles de años más tarde de la aparición de la música, alguien puso nombre a esa emoción, "alegría" por ejemplo, y nos pusimos de acuerdo para que ese concepto expresara un sentimiento fácilmente reconocible.

Para la Psicología es muy importante poner palabras a aquello que sentimos porque de ese modo podemos entender mejor qué nos ocurre y nos podemos acercar a nuestra realidad sin temor. “Ah, ya sé lo que me pasa, me siento frustrado porque no he hecho lo que algunas personas esperaban de mí”, por ejemplo.

A la música no le importa el nombre que le demos a eso que sentimos sino que más bien incita a expresarlo directamente mediante un canal no verbal.

Para la musicoterapia ambas cosas son necesarias. En una sesión podemos expresar algo que no sabemos muy bien lo que es pero después podemos crear un espacio de reflexión para ponerle palabras.

En definitiva, la música es un arte y como tal persigue una finalidad estética en la mayoría de los casos. Pero además de esto no podemos olvidar su carácter comunicativo hacia los demás y hacia nosotros mismos. La Psicología ha sabido aprovechar esta potencialidad de la música para aplicarla a grupos de personas de índole muy distinta con el fin de abrir y potenciar nuevos canales de comunicación entre las personas.




Mientras cantaba con la música de la lira, las almas rompieron a llorar”.
                                                                (Ovidio sobre Orfeo)

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